En la revista alcalareña Pasión y Gloria, D. Vicente Romero Gutiérrez dice textualmente «que hasta 1572, la conocida Hdad. del Silencio, matriz de todas las Hermandades Nazarenas en la comarca sevillana, residió a extramuros, en el Hospital de las Cinco Llagas o de la Sangre. Carecía de especial notoriedad en el mundo cofrade de la época, mas bien sufría los inconvenientes de todo establecimiento alejado del núcleo urbano. Su traslado primero al Hospital de la Santa Cruz de Jerusalén y luego al Convento de San Antonio Abad en pleno centro sevillano, donde adquirió terrenos y edificó su capilla en 1587, le dieron mayor presencia e importancia.

En el aspecto procesional, aportaba una interesante novedad; no se definía como corporación de disciplina, pues sus Reglas no reflejaban la distinción, observada en las demás hermandades, entre penitentes de Luz y de Sangre; los primeros, alumbraban con hachas encendidas, y los segundos, se disciplinaban, es decir, se inflingían mortificaciones y castigos tales como azotes, silicios, cadenas, etc.. provocando en ocasiones, espeluznantes escenas de sangre y dolor. Los cofrades de esta Hermandad, a diferencia del resto, se llamaban nazarenos y aunque algunos acompañaban con antorchas de fuego, la mayoría la hacía con cruces al hombro.

«.. Esta es la única de nazarenos porque este nombre no es el de la túnica con capirote, pues a estos se les ha llamado siempre penitentes; sino el de los hermanos de Jesús Nazareno.. y por consiguiente sólo a estos les pertenece el nombre, y no a los de las demás cofradías..[Félix González de León, «Historia Crítica y descriptiva de las 0.cofradías de Penitencia, Sangre y Luz», fundadas en la Ciudad de Sevilla.1852]

El nuevo estilo procesional, más sensato y emotivo, creaba un ambiente de oración y recogimiento, sereno y solemne, sin violencias, crueldades ni lesiones, que pronto llamó la atención por la compostura y «silencio» del cortejo. Este estilo se hizo muy popular tanto en la propia ciudad hispalense como en los pueblos vecinos donde inmediatamente a imitación comenzaron a surgir hermandades nazarenas.

Varios factores confluyeron para la popularización de la Hermandad; el referido traslado al centro urbano; su peculiar, único y personalísimo estilo procesional; la elección en 1595 de Tomás Pérez de la tesis inmaculista y el ingreso en sus listas de conocidas e importantes personalidades de la sociedad sevillana. A finales del primer tercio del siglo XVII, la Hermandad de los Nazarenos de Sevilla ya ocupaba un lugar de privilegio en el mundo cofrade hispalense.[García de la Concha Delgado, Federico. Estudio Histórico Institucional de la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla. 1987]