Imagen de vestir de talla conocida de, «candelero», fechada en el siglo XVIII o XIX y de autor desconocido. Procedía, igual que la imagen del Nazareno, de la Iglesia de San Francisco de Carmona, llegando a Mairena algunas fechas después. Se restauró al final del año 1940 por Sebastián Santos.
En el año 1969 fue tocada por Francisco Buiza y en el año 1991 fue restaurada a fondo por Jesús Santos Calero en Sevilla.
En 2008 ha sido restaurada la policromía y se le ha sustituido el candelero por las restauradoras de Carmona, Srtas. María Ugarte Monesterio y M. Carmen Suárez Ávila.
Según D. Federico García de la Concha, la imagen de la Virgen de la Amargura es más bien obra del siglo decimonono.
La indudable belleza de su rostro está más en consonancia por la admiración medieval hacia la mujer a la que idealiza; de este modo, el artista anónimo rehuye a manifestar el dolor pero con un gesto serenamente angustiado y amargo, cristalino reflejo de un alma resignada ante el momento en que está viviendo.
La imagen conserva rasgos fisionómicos propios de las Dolorosas del siglo XIX:
- Entrecejo fruncido y cejas de línea suave trazadas con tiralíneas.
- Los ojos grandes y algo caídos, con mirada vaga y ensimismada, con tres o cuatro lágrimas cayendo por el rostro.
- Nariz recta y de gran firmeza y boca entreabierta, enseñando la parte superior de la dentadura y la lengua como trabada.
- El mentón un poco pronunciado hacia delante, con un gracioso hoyuelo.
- Una ligera barbilla enlaza el rostro con un cuello perfectamente labrado.
- En cuanto a la encarnación, no es un color blanquecino, como es propio de las Dolorosas labradas a fines del siglo XVIII, sino una mezcla de color blanco con carmín, con el fin de obtener un tono cálido más nacarado o sonrosado.
Procesionó por primera vez en el año 1941, desde entonces viene acompañando a Nuestro Padre Jesús Nazareno, todas las mañanas del Viernes Santo y agregándole el honroso titulo de su advocación a la antigua Hermandad.